Evangelio del dia 10.6.2019 - evangeliodeldia.org
San Juan Clímaco (c. 575-c. 650)
monje en el Monte Sinaí
La Santa Escala
“De la mansedumbre y de la ausencia de cólera”
Si la marca de la suprema mansedumbre es la de conservar un corazón lleno de serenidad y de caridad hacia aquél que nos ha ofendido en su presencia, ciertamente la marca de la cólera es el de continuar peleándose y dejándose llevar por medio de palabras y gestos contra aquel que nos contradijo, en su ausencia y cuando estamos solos. El comienzo de esta victoria sobre la cólera es el silencio de los labios cuando el corazón está agitado; el progreso se ve marcado por el silencio de los pensamientos ante una simple perturbación del alma; y la perfección es la serenidad imperturbable del alma ante el soplo de los vientos impuros. La mansedumbre es un estado inmóvil que permanece igual a ella misma tanto ante las humillaciones como ante las alabanzas. Si el Espíritu Santo es llamado la paz del alma, porque en efecto lo es, y si la cólera es llamada la perturbación del corazón, y también lo es, nada se opone tanto a la venida en nosotros del primero que la cólera.
Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
“De la mansedumbre y de la ausencia de cólera”
Si la marca de la suprema mansedumbre es la de conservar un corazón lleno de serenidad y de caridad hacia aquél que nos ha ofendido en su presencia, ciertamente la marca de la cólera es el de continuar peleándose y dejándose llevar por medio de palabras y gestos contra aquel que nos contradijo, en su ausencia y cuando estamos solos. El comienzo de esta victoria sobre la cólera es el silencio de los labios cuando el corazón está agitado; el progreso se ve marcado por el silencio de los pensamientos ante una simple perturbación del alma; y la perfección es la serenidad imperturbable del alma ante el soplo de los vientos impuros. La mansedumbre es un estado inmóvil que permanece igual a ella misma tanto ante las humillaciones como ante las alabanzas. Si el Espíritu Santo es llamado la paz del alma, porque en efecto lo es, y si la cólera es llamada la perturbación del corazón, y también lo es, nada se opone tanto a la venida en nosotros del primero que la cólera.
Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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